PLAZA DE MERCADO LOS FUNDADORES, UNA JOYA DE LA TRADICIÓN CULTURAL SANTARROSANA

El aporte de la plaza de mercado es una forma de resistencia a los poderes neoliberales que nos agobian, permitiendo la consecución de plantas y alimentos nativos.

 

Escribe / Liliana María Álvarez Henao – Ilustra / Stella Maris

Las plazas de mercado han existido desde las épocas del Ágora en Grecia, el foro en Roma, el bazar en el mundo musulmán y plaza mayor en España. Es así como alrededor de las plazas de mercado se han desarrollado diversas e importantes civilizaciones del mundo. Con transformaciones que se han ido dando a través de tiempo.

En la colonización de América las plazas de mercado se establecieron en espacios abiertos, con el objetivo de ofrecer productos de origen agropecuario, campesinos y artesanales. Posteriormente, finalizando el siglo XIX, por razones de higiene, que en el fondo buscaban abrirle estos espacios al modelo de las grandes superficies comerciales, el gobierno central promovió el cierre de las plazas de mercado. Sin embargo, en algunos pueblos, incluso de Risaralda, existen aún los toldos de lona, típicos espacios que se conservan de la época.

Algunos libros y escritos que relatan parte de la historia de Colombia durante el grito de la independencia en 1810 describen con precisión la dinámica de la plaza mayor; abundaban los productos como frutas, granos y verduras de varios orígenes, carnes, incluso algunas bebidas como el guarapo y la chicha, o alimentos preparados, listos para el consumo de quienes lo desearan. Todo esto, como resultado del intercambio cultural gestado desde el descubrimiento de América.

Las plazas de mercado reúnen una cantidad de historias, tradiciones y oficios populares que durante décadas han sostenido la conexión del mundo rural, con lo urbano.

 

Algo de historia de la plaza de mercado Los Fundadores

En el caso de Santa Rosa de Cabal, el simbolismo de la plaza de mercado “Los Fundadores” ha marcado varias generaciones. Sus inicios se dieron dentro de las doscientas fanegadas baldías destinadas por decreto del Presidente de la Nueva Granada, Pedro Alcántara Herrán, para el establecimiento de la Iglesia parroquial, la Casa Consistorial, la Escuela, la Cárcel y la Plaza Pública, requeridos para el funcionamiento de la nueva Aldea.

Posteriormente, en la Plaza de Colón, hasta 1930 se ubicaban toldos y pequeños puestos improvisados, sin techo, para la oferta e intercambio de productos. Jakeline Alzate, reconocida comerciante de la Plaza, hizo un recuento y comentó que en la calle 12 las campesinas vendían arepas de choclo, buñuelos, hojaldres, pan de queso, chachafrutos, guamas y dulumocas. Frente a la casa cural, las caucanas organizaban toldos en los que ofrecían dulces como colaciones, bocadillos, arequipe y frutas traídas de Cartago, entre ellos, duraznos, mangos, grosellas y cañafístulas.

Sobre la carrera 15, funcionaban los expendios de carne, que sin nevera, tenían que salarla y la ubicarla en grandes bateas para expenderla después a cinco centavos la libra, debido a que se alteraba su calidad para el consumo.

En lo que hoy es la carrera 14 se ubicaban los vendedores de víveres como maíz, fríjoles, panela y chocolate. Y había una marca de panela conocida como “Los Molinos”, producida en Dosquebradas, que era bastante apetecida, porque el atado contenía tres libras, mientras las demás, tenían dos. Esta panela, según relatos históricos, la vendían a cinco centavos los dos atados, es decir, las seis libras.

Ya en el centro de la plaza ubicaban los cacharros y distintos tipos de mercancías. Con esta distribución, la gente podía ubicar fácilmente el producto que buscaba.

Una fotografía de la plaza de Mercado, al parecer de los años 30 del siglo pasado. Fotografía / Foto López.

Un paseo por la historia de la Plaza

¿Cómo quedarse sin saber la historia de por qué el mercado de la plaza de Santa Rosa es el día sábado y no el domingo?

Y es que, según el escritor Francisco Gómez Valderrama en su libro Santa Rosa de Cabal: Historia y Futuro (1994), allá por el año de 1871 el sacerdote Durán de Cázares, inició una campaña para pasar el mercado del día domingo al sábado, considerando que este día debía dedicarse al descanso y la oración. Sin embargo, el alcalde y otras personalidades de la comarca no estaban de acuerdo. Entonces, un campesino, vendedor de panela y plátanos, llamado Gabriel Salgado, fiel al cumplimiento de los mandatos religiosos “fue el primero en sacar sus cargas el día sábado, pero el alcalde Avelino Osorio lo hizo abalear, y a las demás personas que sacaron víveres ese día, las enviaron a la cárcel”. Esto generó graves enfrentamientos, el sacerdote tuvo que irse tiempo después y sólo hasta 1898, mediante acuerdo del Concejo, dicho mercado fue trasladado al día sábado.

El lugar donde se encuentra actualmente, se conocía como “Patio Bonito”. Su construcción en los años 30, se fundamentó en una arquitectura de estilo neoclásico. Todo un patrimonio, por su infraestructura, historia y las tradiciones que alberga. Un lugar que conserva la sabiduría tradicional y el fomento de prácticas culturales como: el trueque, la preservación de platos típicos y la oferta de productos como plantas medicinales, panela, quesos, miel, frutas, verduras y granos de buena calidad, con excelentes precios. Actualmente, se presentan otras actividades comerciales de textiles, artesanías y antigüedades. Y el pabellón de carnes de la región, que se ha ido transformando, básicamente para cumplir los requisitos de inocuidad del producto exigido por la normatividad.

 

La Plaza de Mercado y la seguridad alimentaria

La plaza de mercado se constituye en un oasis, en medio de las tendencias homogenizadoras impuestas por los fenómenos de globalización, que conducen a la sociedad a cambios culturales, con los que buscan favorecer mercados de grandes superficies y promover al gran capital privado y extranjero. Hoy, justo a su alrededor, se encuentran supermercados de cadena –distintos a los tradicionales con los que supo convivir la dinámica de la plaza– que en la práctica no solo aprovechan el movimiento comercial de la galería, sino que la van asfixiando lentamente, atrayendo a sus clientes con promociones y precios por debajo de los costos de producción.

Por otra parte, vale la pena mencionar que ante las políticas que atentan contra la seguridad alimentaria del país, como la Resolución 3168 del ICA – 2015 que limita la producción, uso y comercialización de semillas ancestrales seleccionadas por campesinos, considerándolas “ilegales o no certificadas”, el aporte de la plaza de mercado es una forma de resistencia a los poderes neoliberales que nos agobian, permitiendo la consecución de plantas y alimentos nativos. Resistencia contra el hecho que entre 60 y 70% de las semillas del mundo se encuentran bajo el monopolio de tres multinacionales, principalmente, Bayer, Dupont y Syngenta.

Toldos en la plaza principal. Fotografía / Santa Rosa de Cabal: Historia y Futuro.

Importancia y tejido económico de los Fundadores

Esta plaza de mercado recoge aproximadamente 600 empleos directos y 1500 empleos indirectos (según datos del sindicato de comerciantes), por lo que su importancia trasciende a aspectos económicos superlativos para por lo menos dos mil familias santarrosanas.

Igualmente, como parte esencial de las plazas, están los actores del transporte asociados a la vida rural y más recientemente, al turismo. En este sentido, es de resaltar al amable gremio del transporte público, en el caso del “Yipao”, reconocidos como patrimonio cultural, mediante la Ley 2057 del 2020, que ordena al Ministerio de Cultura se incluyan como manifestación cultural de la Nación. Reconocimiento que ya habían adquirido los populares buses de escalera o “chivas”.

En suma, es tal la importancia de las plazas de mercado, que la Corte Constitucional expidió la sentencia T-238/93 que define a las plazas de mercado como bienes de uso público, específicamente, por pertenecer su uso a todos los habitantes del territorio. Este carácter las somete a la custodia, defensa y administración por parte de las entidades públicas respectivas. Mediante este mandato, solicita a alcaldes y gobernadores garantizar el desarrollo e inclusión de la sociedad en general. Se hace necesario, entonces, llamar la atención para que con estos espacios se tenga especial cuidado, tanto en inversión como en organización, pero respondiendo a su tradición y a la conservación de las tendencias culturales que aquí se dan.

Así. pues, impregnémonos de la amabilidad, buena energía y pujanza de la gente que integra la plaza de mercado y de la resistencia que encarnan ante el desmonte del agro nacional y la llegada masiva de productos importados. Que la población y las autoridades, den el reconocimiento que se merece a esta joya de la tradición cultural santarrosana, histórico patrimonio público, que impacta nuestra sociedad y en el que aflora la diversidad popular.

Y con el riesgo que se me ruboricen los urbanizadores “modernos”, siempre será un honor brindar con un buen aguardiente en los antiguos bares de los plaza los Fundadores y con su gente.

 

Bibliografía

Canclini, N. G. (1990). Culturas híbridas: estrategias para entrar y salir de la modernidad. México, D.F: Grijalbo.

Coronado, C. (2010, 16 de diciembre). Plazas de Mercado: Una Tradición Continua. Apuntes de Arquitectura. Recuperado el 2 de diciembre  de 2020 http://apuntesdearquitecturadigital. blogspot.com/2010/12/plazas-de-mercado-una-tradicion.html.

Gómez, V. (1994). Santa Rosa de Cabal: Historia y Futuro. Alcaldía de Santa Rosa de Cabal.