Bradford, Gran Bretaña, 1967. Poeta, editora, traductora, músico, performer y profesora universitaria galesa. Ha publicado los libros de poemas Tide Table (1998), The Mirror Trade (2004), Dark Wires (en colaboración con Ian Davidson, 2007), Remains of a Future City (2008), y The Museum of Disappearing Sounds (2013). Sus poemas han sido traducidos a más de veinte lenguas y ha leído en los más importantes festivales de poesía del mundo. Participa en varios proyectos que cruzan las fronteras de los géneros artísticos y es miembro del grupo musical Parking Non-Stop. Ha escrito letras para los compositores galeses Rheinallt H. Rowlands y David Wrench, y ha actuado con la banda anglo-galesa The Serpents. Fundó en 1994 la revista literaria Skald y editó entre 2008 y 2015 la prestigiosa Poetry Wales. En la actualidad trabaja como investigadora en la Escuela de Inglés de Bangor University, donde explora la relación entre poesía y espacio urbano, y coordina los cursos de extensión universitaria en literatura y escritura creativa.
El bosque de Gwydyr
a través de los árboles blancos nada dicho
los bordes crecen más filosos que las colinas
más allá con cada grano
bajo cero debajo del agua
emplumada los paisajes se convierten en vapor
en nuestras bocas se enturbia el rumbo
pruebas la superficie al pisarla con este peso de
nuestros cuerpos suficiente para vivir medir
un eco de una orilla del lago a
otra en verano hay libélulas
ahora el calor es algo que ni puedo
recordar llamamos hacia donde están los nuestros
contornos se escabullen las piedras sobre el agua
apiladas en celosías de moléculas
reensamblamos el contacto detenido hasta romperse
puedo hacer cosas más peligrosas
sólo con mis ojos o rajar la tierra
sin ningún esfuerzo nos caímos
sobre la tundra de musgo la escala se acorta
al ser huella de piel rastro en el hielo
que hasta este punto resiste.
Habitación 131
Al entrar en la habitación tienes una
llave en la mano
un número en la cabeza
que no tendrás mañana
Ya
es demasiado tarde para el patrón que se desdobla
por los bordes de una música que fue
pensada
fue la manera en que pensamos
el grifo
que gotea
la lluvia que cae
un ritmo que nunca
pedimos pero que marcamos
nunca perdimos
uno
Cuál era el número de la habitación
de ayer
Esta es la llave de ayer y la de hoy
está en otra parte al fondo de un bolsillo
que se abre de una manera insondable
como si
pudiera alcanzar hasta el silencio que tintinea
entre los pecheros del armario vacío
Astrolaire
Caminaba por el jardín
bajo planetas y farolas
entre farola y
flor colgadas
entre elementos
entre las calles que convergen
una rosa no sabe
que es una rosa
la ciudad
no sabe que es una rosa
la ciudad abierta
me desdoblé
a través de líneas simétricas
asterión
la estrella la flor ocultas
perforaron la tenebrosa
vida de
su entramado de raíces extendidas sobre el cielo
mientras los satélites germinaban alrededor
del mundo
Habitación 4036
Al entrar en la habitación bañada en flujos
de datos enciendo el interruptor mientras cuadros radiantes
caen en cascada por la ventana desde mucho más allá
del paso elevado
donde las formas de los trabajadores se mueven
en oficinas de luz y las figuras se deslizan
sobre pantallas en patrones rápidos
e ilegibles
Entras en la habitación en píxeles
ahora la señal es mala
no hay nada más que
decir tú te vas pero yo no sé cómo
irme de esta habitación
cuyas paredes de pronto
se expanden
Vago sin fin sobre
el olor químico de la alfombra nueva que
me lleva al lugar exacto
de lo que recuerdo que no pasó