Humedales: zonas para destruir (III)

En Dosquebradas, Risaralda, ni el inventario de humedales parece estar actualizado. Por lo menos así se concluye a raíz de las apreciaciones de la CARDER, las cuales contrastan con las de la Secretaría de Planeación de ese municipio. Lo cierto es que varios humedales están en grave riesgo de desaparecer.

Humedales dosquebradas
Imagen tomada de la Alcaldía Municipal de Dosquebradas

El ingeniero ambiental Juan Carlos Romero, de la Secretaría de Planeación del municipio industrial de Dosquebradas, Risaralda, no ha llegado, pese a que son las 10:00am y había acordado estar a las 9:00am. Romero fue el ambientalista que realizó el inventario de humedales del municipio en el año 2013 en el cual se determinaba la existencia de 32 humedales y la posible desaparición de otros 19.

afectados todos
Tomada del inventario de humedales del Municipio de Dosquebradas
Desaparecidos
Tomada del inventario de humedales del Municipio de Dosquebradas

Pero ante su ausencia, David Bermúdez, también de Planeación, es el encargado de aportar información. Explica que todas las fichas realizadas por la CARDER fueron incluidas en el inventario del año 2013 y que a él mismo le consta que en la actualización del Plan de Ordenamiento Territorial (POT), en la cual se estuvo trabajando durante el año 2015, se tuvieron en cuenta estos 32 humedales.

Pero Erika Madachowshki, especialista y encargada del tema de los humedales en la Carder, había afirmado que llevaban 17 humedales caracterizados, y en el inventario del municipio solo se incluyeron 10 que aparecen referenciados como CAR; los que se habían hecho antes del 2013. Las restantes se caracterizaron después pero siguen sin tenerse en cuenta y siguen sin ser publicadas aunque deben estar en manos de la misma Secretaría de Planeación del municipio de Dosquebradas.

Y aún así, esta actualización del POT, que según Bermúdez sí tiene en cuenta el territorio de los humedales, aún no está vigente. A la fecha el manejo territorial de Dosquebradas está regulado por el anterior POT, expedido en el año 2000, por lo cual no se han hecho oficiales las modificaciones que contemplen intereses en materia ambiental, pues la más vigente actualización adelantada en el lapso 2014-2015 sigue sin ser legitimada.

Los intentos de concertación de las revisiones adelantadas en los años 2004, 2006, 2007, 2009 y 2011 presentaban alguna inconsistencia o falla, o simplemente involucraban modificaciones que solo priorizaban temas urbanísticos, de expansión y de movilidad; es más, aún las modificaciones del año 2012, que sí se legitimaron bajo el Acuerdo 014 de este periodo, solo consideran como razones prioritarias “incorporar al perímetro urbano suelos destinados a la construcción de vivienda de interés social y prioritario, amparado en las disposiciones de la Ley de Vivienda”. 

Alrededor de lo que está vigente del Plan de Ordenamiento Territorial se tienen determinaciones que implican que humedales como el H14, en su parte superior, se proyecte “como una de tres las (3) zonas para la disposición de escombros denominada ‘Escombrera las Violetas’”, y que otros sean considerados como territorios de crecimiento urbanístico; esto sin tener en cuenta que, por ejemplo, ese mismo H14 conforma el complejo de humedales Lagos La Pradera, los cuales se determinan a su vez por el mismo POT y por la CARDER como suelos de protección. Lugares que de cualquier forma han sido y seguirían siendo áreas protegidas porque están legitimadas bajo leyes nacionales (ver leyes en la segunda entrega de este especial).

Según el  inventario hecho por el municipio, siete humedales están categorizados como zonas de expansión territorial y se tiene que del total solo seis están poco alterados, 10 medianamente alterados y los 16 restantes muy alterados con altas amenazas de reducción de su área o desaparición.

Con todo el espacio que ocupan la totalidad de los humedales inventariados (32) se tiene un área de 73 mil 537 metros cuadrados, el equivalente al tamaño necesario para construir cerca de 1.143 viviendas como las que actualmente se están vendiendo en el Parque Residencial Galatea, por el sector La Pradera, vía Las Violetas, a 85 millones de pesos cada una.

En el siguiente documento se amplía la información sobre cada uno de los humedales dados a conocer en el inventario oficial:

Sobre las 11:00am llega Juan Carlos Romero e indican que se le puede encontrar en la sala de juntas. Dos ventanas que permiten ver el exterior del CAM, a través de unos vidrios opacos, se encuentran a las espaldas del hombre con gafas de marco grueso, cejas oscuras, barba y camisa roja de cuadros, que sentado con una pierna cruzada explicará minutos después que no recuerda que en la descripción de uno de los humedales se diga que este está contemplado por el mismo municipio como vertedero de escombros.

Luego dirá que este diagnóstico fue hecho porque se había planteado dentro del Plan de desarrollo del periodo dirigido por el ex-alcalde Diego Ramos, y que se realizó a partir de una imagen digital de Google Earth del año 2005 porque no se tenía el presupuesto para comprar una actual. Contará también que este inventario, para el cual realizó trabajo de campo yendo a las 51 zonas de humedales, se llevó a cabo entre 10 y 11 meses, tiempo durante el cual, según Romero, se solicitó oficialmente un apoyo de la CARDER pero esto no se dió como el municipio lo requería.

Y así mismo continuará explicando que “durante los años 2014 y 2015, dentro del proceso de concertación del Plan de Ordenamiento Territorial con CARDER y el área Metropolitana, se socializó el documento diagnóstico de este inventario de los humedales en el área urbana del municipio, los cuales fueron acogidos en el documento definitivo como suelos de protección para la biodiversidad”.

Según la Carder, una vez se tuvo conocimiento de este inventario en el año 2015, se procedió a verificar -a través de trabajo de campo- la condición en que se encontraban los humedales, pero como se sabe estas zonas sin protección efectiva presentan usos de suelo muy cambiantes que un día son humedal y al otro una construcción. Entonces tras esta verificación la entidad ambiental encontró irregularidades como las del H27, afectado por construcciones y sobre el cual se adelantó un proceso jurídico; el H21, que por motivos similares, acarrea otras investigaciones; otro en el cual se encontró que su área ya era una cancha sintética de fútbol, e incluso ciertos casos de humedales deteriorados. CARDER consideró que el inventario del municipio no podía ser publicado oficialmente porque no correspondía con la realidad.  Y no más en el caso del H21, el mismo Fernando Mustafá, director operativo de la Secretaría de Gestión Agropecuaria y Ambiental, manifestó recientemente la situación, coincidiendo con la opinión de la CARDER en cuanto a la complicada situación del lugar que antes era humedal.

Pese a todo, ni el mismo inventario realizado y admitido como oficial por la municipalidad se está teniendo en cuenta, por lo que se siguen realizando expansiones territoriales e intervenciones en áreas de protección, al margen de lo que implica afectar estos territorios y quizá justificados en un POT de 16 años sin actualizaciones oficiales en materia ambiental. La regulación y cumplimiento de los mecanismos de control son insuficientes, desde donde se mire en algo fallan las distintas instituciones y la misma comunidad no se está haciendo cargo de su propio medio ambiente, de sus propias fuentes de vida naturales.

Paralelo a esto se encuentra que al 2012 la misma CARDER realizaba la identificación de especies de flora y fauna de seis humedales del departamento, dos en Pereira, dos en Santa Rosa de Cabal, uno en La Virginia y uno en Dosquebradas, este último correspondiente al Humedal La Pradera, en donde la Corporación encontró que “es el que enfrenta mayores dificultades de conservación, a diferencia de los demás no se encuentra en predios privados y/o aislados, está a la orilla de una vía y en medio de un frente de urbanización en el municipio de Dosquebradas. En su contorno se observó acumulación de escombros, la vegetación que los rodea es pobre, solamente hay unos árboles y arbustos aislados. Debido al contexto bajo el cual se encuentra, el impacto sobre la fauna se refleja en la baja diversidad de aves. Solo se encontraron cinco especies acuáticas”, según el informe realizado junto a la Wildlife Conservation Society (WCS- Programa Colombia).

TLCDLR realizó la recopilación de los datos del inventario porque de todas formas es lo que muestra el municipio, pero con la salvedad de que a la fecha es necesario hacer un seguimiento a estos otros humedales para verificar cuál es la verdadera condición y qué tanto se han destruido estas zonas de relevancia ecológica que además funcionan  como corredores biológicos para la preservación de especies de flora y fauna, lo cual implica que estos territorios sean zonas por donde transitan y habitan especies que hacen parte de la región.