LA VIOLACIÓN SIEMPRE SERÁ CULPA DE LAS MUJERES       

 Pero es momento de cambiar de estrategia, de dejar de avergonzarnos de lo que nos hacen a diario, la carga no debe ser de la víctima. Por eso, movimientos como #YoTambién han tomado tanta fuerza. Si la sociedad no quiere ver lo que nos hacen, se lo gritaremos…

 

Por: Valeria Guerrero Osorio

Desde que somos niñas a las mujeres nos enseñan prevenirnos de ser violadas: no vayas sola, no vistas de esa forma, no salgas a esa hora, no digas esas cosas… Mi abuela se lo enseñó a mi madre y mi madre me lo enseñó a mí, porque no importa cuántos años pasen, el peligro siempre ha existido. Lo que no entiendo es por qué si llevamos tanto tiempo previniéndolo, continúa pasando. Todos los días hay alguna mujer que está siendo violada sin importar lo que haga para evitarlo.

Marina*, la mamá de un amigo, se fue hace unos meses a trabajar a España. Su jefe la acosaba hasta que un día intentó violarla. Ahora está desempleada y con un traumático recuerdo que siempre la lleva al llanto.

Karen* es una amiga que vivió un tiempo con su papá en Venezuela cuando era una niña. Una noche un vecino entró a su habitación e intentó violarla. Corrió con la suerte de que su papá la encontrara a tiempo. Apenas diez años después es capaz de contar la historia.

Vanessa* es una amiga que en una fiesta se encontró con su exnovio y este, aprovechando su embriaguez, la encerró en el baño y la violó. Su mamá la llevó a poner la denuncia, pero esto no ayudó para evitar que se odie a sí misma por lo ocurrido.

¿Cuál fue su error? Porque seguro fue de ellas. Debe ser porque rompieron las reglas de prevención. Vanessa no debió beber ni estar en una fiesta, Karen no debió estar sola en su propia habitación, Marina no debió ser inmigrante y mucho menos latina. Pero, ¿y las que no lo han hecho? ¿Qué pasa si no sales sola ni hasta tarde, si tu vestimenta es lo suficientemente cubierta, si nunca “das pie”?

Para la sociedad siempre tendremos la culpa de las obscenidades que nos dicen cuando vamos por la calle, de los desconocidos que alargan sus manos hacia nuestros cuerpos en las discotecas, de los “amigos” que se aprovechan cuando nos pasamos de tragos, de los familiares que olvidan el parentesco en la oscuridad. Porque al final somos nosotras las que los provocamos por el simple hecho de ser mujeres. Por eso no han servido de nada décadas y décadas de miedos heredados, porque no hay forma de cambiar lo que representamos para la sociedad: el sexo débil, un objeto de placer.

¿Por qué creen que hay hombres que no solo violan, sino que matan? Porque a nosotras nos han dado escudos y a ellos armas.

Pero es momento de cambiar de estrategia, de dejar de avergonzarnos de lo que nos hacen a diario, la carga no debe ser de la víctima. Por eso, movimientos como #YoTambién han tomado tanta fuerza. Si la sociedad no quiere ver lo que nos hacen, se lo gritaremos; señalaremos a quienes nos cosifican, a quienes vulneran nuestros derechos como seres humanos y les daremos las manos a nuestras hermanas, amigas, vecinas, compatriotas, a nuestro género cuando nos veamos solas por la calle, cuando alguien nos siga en la noche, cuando alguien intente aprovecharse en un bar. Porque si el mundo no quiere protegernos, lo haremos nosotras mismas.

No quiero conocer más historias como las de Marina, Karen o Vanessa, no quiero que le sigamos enseñando a las niñas a tener miedo de ser lo que son, no quiero seguir sacrificando mi libertad sin ninguna garantía de que un día mi tío, mi amigo, el taxista o el hombre que va por la calle me va a violar. La culpa no es mía, es de esta sociedad machista que me ha esclavizado para no provocar, pero no le ha enseñado al sexo opuesto a contener sus deseos.

*Las historias son reales, pero los nombres han sido cambiados por respeto.