No tenemos nexos con la guerrilla, tenemos una lectura sociológica del conflicto colombiano y no la hemos ocultado pero ni siquiera abogamos por la manida historia de la combinación de las formas de lucha, nuestra opción por ningún lado es la guerra.

En Colombia están las vacas más cómodas del mundo: Carlos Lozano

Curiosamente los puntos básicos (para la unidad de la izquierda) son los que no están contenidos en la agenda de La Habana, porque la agenda de La Habana lo que busca es unos puntos mínimos para resolver la parte armada del conflicto. A Petro lo quieren sacar no por sus errores sino por defender lo público en Bogotá.

No tenemos nexos con la guerrilla, tenemos una lectura sociológica del conflicto colombiano y no la hemos ocultado pero ni siquiera abogamos por la manida historia de la combinación de las formas de lucha, nuestra opción por ningún lado es la guerra.
No tenemos nexos con la guerrilla, tenemos una lectura sociológica del conflicto colombiano y no la hemos ocultado pero ni siquiera abogamos por la manida historia de la combinación de las formas de lucha, nuestra opción por ningún lado es la guerra. Foto EFE.

Por: Gloria Inés Escobar y Abelardo Gómez

Llegó casi más de hora después de lo programado con sus representantes. Entró sigiloso al recinto donde lo esperaban docenas de simpatizantes, los miró complacido y recibió una salva de aplausos. Carlos Lozano Guillén es director del semanario Voz, órgano de difusión del Partido Comunista Colombiano, del cual también hace parte de las directivas. En la actualidad es uno de los líderes de Marcha Patriótica, un partido surgido de la fusión de varios movimientos con pensamiento de izquierda.

Luego de disculparse por la demora, argumentando una reunión con las directivas locales de “la Marcha” –así la llama–, toma asiento y se dispone a contestar las preguntas. Lo primero que asombra al verlo es su figura más delgada de lo normal. Comenta de inmediato que ha perdido 20 kilos debido a que debe controlar trastornos de salud. Luego hace algunos comentarios sobre las terapias a las que se somete para poder disminuir la tensión, y de las cuales se notan ciertos trozos de micropore en sus orejas. Acomoda una de las tirantas de su pantalón, mira a su cuerpo de seguridad, que en el transcurso de la entrevista no lo pierde ni un minuto de vista, y empieza a responder.

¿Cuál es la propuesta de su colectividad en un escenario de una posible paz futura?

Lo que hemos propuesto en Marcha Patriótica desde su lanzamiento, desde su presencia nacional, es que Marcha Patriótico tiene la razón de ser para trabajar por construir un proceso de paz exitoso bajo las condiciones de un acuerdo político, económico y social. Es decir, construir un acuerdo político como salida pacífica y humanitaria del conflicto colombiano, por esa razón estamos apoyando el proceso de paz de La Habana, creemos que esa es la vía que debe hacerse para resolver el conflicto, no hay solución militar posible y como opción política Marcha Patriótica se orienta a generar las condiciones de una unidad de izquierda, con sectores democráticos para constituir un proyecto político con opción de poder, una opción distinta que pueda consolidar la paz después de todos estos acuerdos a que lleguen las fuerza guerrilleras y el gobierno de Colombia.

¿Cuáles serían los puntos básicos para poder lograr una unidad de las izquierdas que históricamente han estado siempre tan separadas?

Curiosamente los puntos básicos son los que no están contenidos en la agenda de La Habana, porque la agenda de La Habana lo que busca es unos puntos mínimos para resolver la parte armada del conflicto. Pero hay un conflicto social y político que tiene que ver ya con la precariedad de la democracia, de las condiciones sociales y con el modelo económico, entonces nosotros apuntamos en nuestro programa de unidad ya no para La Habana sino el programa de unidad de Marcha Patriótica, reivindica además la lucha por la solución política del conflicto, por la solución pacífica y democrática del conflicto, planteamos el tema de un nuevo modelo alternativo de desarrollo que tenga como esfuerzo fundamental la defensa de lo público.

¿A través de qué puntos?

El punto de defender el patrimonio nacional, el tema de reglamentar la presencia de las trasnacionales, la explotación que hacen de nuestros recursos naturales, la defensa de los recursos energéticos -ahora que está en boga este tema mineroenergético-, que lo están explotando no solo llevándose los recursos sino afectando el medio ambiente.

Yo a lo que me opongo es a que el proceso de paz se convierta en rehén de la reelección.
Yo a lo que me opongo es a que el proceso de paz se convierta en rehén de la reelección.

Nosotros planteamos defender lo público, en ese sentido y por eso a pesar de nuestras diferencias con el alcalde de Bogotá, con Gustavo Petro, lo defendemos en este momento porque a Petro lo quieren sacar no por sus errores sino por defender lo público en Bogotá, en contra de los monopolios y en contra de la concentración de la riqueza. Entonces fíjense que nuestro proyecto está asociado a una mayor democracia, a una mayor apertura democrática, a una mejor inversión social destinada en lo fundamental a salud, educación, vivienda, a la cultura, a la investigación, a la tecnología, lo cual es perfectamente viable en las condiciones de la paz. Los recursos que se le sacan a la guerra tendrán que invertirse en esa dirección, a la protección del medio ambiente bajo las condiciones de defensa de la soberanía nacional. No estamos en contra de las trasnacionales, lo que estamos es en contra de la explotación despiadada que ellas hacen de nuestros recursos, sin ningún límite, afectando el medio ambiente. Eso es lo fundamental.

En La Habana ya cerraron la mesa sobre la tierra, ¿qué posición tiene Marcha Patriótica frente a la posesión de tierra, distribución de tierras…?

Hay un punto fundamental que no se ha resuelto en La Habano todavía que es el tema de la tenencia de la tierra, de la exagerada concentración de la propiedad sobre la tierra. Entre otras cosas la ONU ha dicho que mientras no se resuelva ese problema va a ser difícil la paz en Colombia y el gobierno colombiano ha obstaculizado que ese punto se aborde en La Habana, que es fundamental.

Cuarenta millones de hectáreas de este país, de las mejores tierras, están dedicada a la ganadería extensiva, por eso Naciones Unidas dijo aquí en Colombia están las vacas más cómodas del mundo, 40 millones para que se alimenten mientras no hay soberanía alimentaria. Hay una deuda histórica con el campo. Este país hizo el tránsito de un país rural a un país urbano sin resolver los problemas del campo, nos metimos en la industrialización del país, en el desarrollo del capitalismo, sin resolver el problema del campo que es el origen fundamental de este conflicto que tenemos. Aquí nunca hubo una reforma agraria y hasta ahora no aparece claro en La Habana que eso se vaya a resolver porque ni siquiera con el tema de las zonas de reservas campesina el gobierno ha sido generoso. Esa deuda que tenemos son deudas históricas que el establecimiento colombiano tiene con el campo y en eso vamos a persistir, nosotros vamos a seguir persiguiendo una reforma agraria que modifique la tenencia de la tierra, la exagerada concentración y el uso de la tierra.

“Una es la posición del procurador que pretende un proceso de paz para que todos los guerrilleros se vayan a la cárcel, entonces qué paz es esa”. Foto: Carlos Mario Marín.
“Una es la posición del procurador que pretende un proceso de paz para que todos los guerrilleros se vayan a la cárcel, entonces qué paz es esa”. Foto: Carlos Mario Marín.

¿Y la ley de tierras recientemente aprobada?

La ley de tierras es muy importante pero no resuelve ese tema. La ley de tierras lo que está haciendo es devolviéndole la tierra a quienes la perdieron por razones del conflicto pero eso no es una reforma agraria. La reforma agraria es generar las condiciones democráticas para que campesinos que nunca han tenido tierras tengan acceso a ella. Con la ley de tierras lo que se está resolviendo es un aspecto sencillamente de justicia, que es que todo aquel que fue despojado de su tierra se le devuelva. No más pero eso no le resuelve el problema a la gran masa de campesinos que no tiene tierra, que no tiene acceso de la tierra, que no hace parte del uso de la tierra, que es un trabajador agrícola y no más.

Se pretende un indulto para los actores políticos que negocien la paz. ¿Qué posición tiene usted frente al indulto de crímenes de lesa humanidad y otro tipo de delitos?

Yo creo que un proceso de paz no puede ser exitoso si no hay verdad, justicia y reparación. Por supuesto que ese tema es fundamental y hay que hacerlo, hay que tratarlo. Ahora, ahí es donde está el problema para que no se convierta en un obstáculo de la paz. Una es la posición del procurador que pretende un proceso de paz para que todos los guerrilleros se vayan a la cárcel, entonces qué paz es esa, y fuera de eso hay un aspecto, el gobierno dice: la guerrilla le tiene que dar la cara a las víctimas y tiene que responder, y eso está bien, no nos oponemos a eso; ¿pero el Estado qué va a hacer?, ¿acaso es que el Estado es una mansa paloma?, ¿será que el Estado no tiene nada que ver en la degradación de este conflicto?. Falsos positivos, ejecuciones extrajudiciales, el genocidio de la Unión Patriótica, ¿eso en qué queda? Por eso para nosotros el camino no es la impunidad sino el camino es una decisión que afecta a todos y que mire con objetividad todo el problema de lo que ha significado esta etapa de violencia en Colombia, una especie de Comisión de la Verdad para que se pueda ver el problema de todos y que si hay soluciones para la guerrilla y para funcionarios del Estado pues debe ser para todos, no para unos excluyendo a otros.

Dentro de ese panorama que usted avizora, ¿cuál es el escenario político de la Farc reinsertado en la vida civil?

A mí me parece muy importante. La finalidad del proceso de paz tiene que ser no solo con las Farc, que el ELN y otras fuerzas insurgentes, encuentren un espacio político sin armas para actuar en la vida política, que ellos escojan el camino o creen un nuevo partido o se incorporen a alguno de los ya existentes. Yo defiendo esa idea. Marcha Patriótica tiene que estar abierta a recibir a la guerrilla sin armas, ya comprometida con un acuerdo político general para ponerle fin al conflicto tal y como es el espíritu de La Habana. Así que yo creo que la guerrilla está llamada a eso, pero lo más importante, más que esto de que la guerrilla se incorpore, es que un acuerdo político nuevo tiene que generar condiciones de participación política para todos aquellos que hemos decidido actuar en la política a lo largo del tiempo, sin armas, y que hemos sido excluidos de cualquier gabela y de cualquier posibilidad, a los que hemos sido víctimas del genocidio de la Unión Patriótica y a los que somos víctimas de persecuciones.

No se puede pensar solo en la guerrilla, en La Habana no se tienen que resolver los problemas de la guerrilla y del gobierno, estos son problemas de la sociedad toda y aquí no hay garantías, en Colombia de hoy no hay las suficientes garantías para que actúe la oposición. Ayer nomás, me informaron ahora, estando acá, han detenido un compañero en Putumayo, de Marcha Patriótica; son cuatro más, uno de ellos es el delegado a la reunión nacional que vamos a hacer el 8 y 9 de junio de Marcha Patriótica, así es muy difícil, no hay garantías, no podemos.

¿No hay temores de que se repita en este proceso lo que pasó con la Unión Patriótica en tiempos anteriores?

Claro que hay temores y eso tenemos que tomarlo en consideración, pero si hay un buen acuerdo político que comprometa al Estado con una serie de garantías, de derechos, de medidas de contención a todos los grupos, llámelos bandas criminales o paramilitares o lo que sea, se puede resolver, con una nueva doctrina de seguridad nacional, una nueva mentalidad. El ejército nuestro es un ejército que está acostumbrado es a actuar con fundamento en la guerra, en el orden público y eso lo que ha generado es que aparezcan todos estos problemas de violación de los derechos humanos; por eso es que nos oponemos al fuero militar, porque es darle patente de corso al ejército. Se requiere una nueva doctrina militar, que el ejército entienda que su papel es preservar las fronteras, preservar la soberanía nacional, construir democracia en el país, yo creo que en la medida en que eso se logre, podemos encontrar el camino para que todos podamos actuar en democracia y tener los mismos intereses, las mismas garantías para poder actuar en el escenario nacional.

¿Qué se están jugando las Farc y el gobierno con estos diálogos?

Yo creo que ambos tienen que jugarse la paz, construir la paz. A mí me molesta a veces cuando se anuncian posibilidades de ruptura y eso de que si no funciona dentro de tantos meses nos vamos de la mesa. Me parece que eso no es bueno y eso es violar el acuerdo que se firmó, porque el acuerdo no dice que se van a hacer balances de la mesa para romperla, no, se habla de que se harán balances de cómo está avanzando la mesa para dinamizar el proceso, para poder corregir las fallas, las limitaciones que tiene, de tal manera que se pueda construir la paz.

Allá en La Habana no se van a resolver los problemas de las Farc o los problema del gobierno, hay quienes creen que allá se va a resolver es que Timochenko pueda ser senador de la república.
Allá en La Habana no se van a resolver los problemas de las Farc o los problema del gobierno, hay quienes creen que allá se va a resolver es que Timochenko pueda ser senador de la república.

Los balances son para eso, no para romper como dijo ayer el ministro del Interior, el doctor Carrillo, entonces en eso hay una enorme equivocación. Yo creo que lo que ha demostrado el presidente Santos es audacia en la medida que aceptó sentarse con las Farc, nadie lo obligó a eso y él rompió un poco la herencia que traía y se la están cobrando cara, pero tuvo esa audacia, lo que tiene ahora es que defenderla, tiene que defender ese paso que dio y no entregándole todo a las Farc, no, yo no digo eso. Defender la mesa de La Habana, defender el diálogo, del diálogo hay que construir algo nuevo y yo creo que ese es el desafío que tiene la mesa de La Habana.

Hay un temor de algunos analistas porque con los miembros de las Farc que se integren al proceso de paz ocurra lo mismo que con las autodefensas, que terminaron formando lo que hoy se llama Bacrim, ¿puede ocurrir eso?

Eso depende un poco del posconflicto, diría yo. Primero, claro, yo sé que hay diferencias, por lo menos en mi convicción, entre el paramilitarismo y la guerrilla, no solo las Farc, las fuerzas insurgentes que tienen una naturaleza mucho más política, más allá de toda la problemática que hubo en el conflicto. Pero también con los paramilitares cometieron un error histórico, los meten a un acuerdo, les ceden cualquier cantidad de cosas como hizo el señor Uribe y luego los traicionaron, les dieron la espalda y los mandaron a todos para EE.UU. extraditados, eso puede volver a ocurrir porque puede terminar así o por lo menos en un fracaso del intento de paz y yo creo que este proceso ha avanzado mucho, está muy bien elaborado, muy bien diseñado para que resulte bien.

Las Farc dicen que nunca van a entregar las armas…

Está contenido en la agenda que van a hacer dejación de las armas, es otro concepto. Lo que las Farc han dicho es que no las van a entregar porque eso, para ellos, es un acto de rendición, esa es su opinión, pero el compromiso de ellos es dejarlas. ¿Qué quiere decir eso?, que deben llegar a un acuerdo con el gobierno sobre cómo se hace la dejación: las botan al mar, las meten en un hueco, las destruyen o lo que sea, lo que no pueden es conservarlas, si hay una paz estable y duradera y un acuerdo político como el que todos esperamos, no pueden conservar las armas.

¿No es ideal que los diálogos finalicen antes de que empiecen las campañas políticas y las Farc terminen en una vitrina de las campañas lectorales?

Yo a lo que me opongo es a que el proceso de paz se convierta en rehén de la reelección, yo creo que el presidente Santos tiene todo el derecho a aspirar a la reelección porque es un derecho legal, está en la Constitución, pero lo que no se puede es que se convierta el proceso en rehén de esa reelección. Así que no veo la necesidad, como alguien lo propuso por ahí, que se suspenda la mesa de diálogo mientras pasa la campaña electoral o incluso como también se había propuesto, que se prorrogue el periodo presidencial y del congreso para darle más tiempo, no.

A mí no me molesta que la mesa funcione al tiempo de la campaña electoral, yo no creo que eso la afecte, al contrario, creo que es bueno, es útil para el país porque el problema fundamental, para mí, el problema clave de este país, o es la guerra o es la paz y más ahora que se abrió la posibilidad de salir adelante con este proceso, entonces es bueno que los candidatos se pronuncien sobre eso, que hagan el debate, los que están por la guerra, como el señor Uribe, pues que digan por qué y eso va a obligar al gobierno, en este caso a Santos, si aspira a la reelección, a que se comprometa más con el proceso de paz.

“Se requiere una nueva doctrina militar, que el ejército entienda que su papel es preservar las fronteras, construir democracia” Foto: Carlos Mario Marín.
“Se requiere una nueva doctrina militar, que el ejército entienda que su papel es preservar las fronteras, construir democracia” Foto: Carlos Mario Marín.

Es que es curioso que el presidente se meta en un proceso de paz y es muy vacilante a la hora de defenderlo, le hace muchas concesiones a los enemigos de la paz. Entonces es bueno que en una campaña todo el mundo se abra, si la izquierda tiene un candidato pues que ese candidato o candidata hable también sobre esos temas. El tema de la paz es hoy un tema prioritario, es un tema constitucional, además, por qué no puede ser un tema de la campaña electoral y que cada quien lo haga parte de sus programas para bien o para mal, el que esté en la guerra pues que lo diga, que el elector tenga claro, si yo elijo a Pacho Santos él se va por el lado de la guerra, si yo elijo a Santos pues vamos a tener lo que hay allá, si yo elijo a alguien de izquierda pues vamos a ir mucho más allá, de eso se trata.

Creo que una campaña así construye democracia, lo que no se puede es pretender utilizar la campaña como un trampolín que es como lo hacen a veces desde la extrema derecha o a veces como lo hace el presidente Santos, entonces le pone las fechas de su conveniencia: en noviembre tiene que quedar esto definido, ¿para qué?, para decir que yo fui el que hizo la paz.

¿Qué le espera a Colombia con unas Farc insertas en la vida civil, en la democracia?

Tranquilidad, progreso social, más democracia, porque es que yo creo que la paz en Colombia tiene que ser para fortalecer la democracia y la justicia social. La paz le va a ser útil a todos los colombianos, no importa quién sea, a los empresarios porque es que la paz no implica de que se acabe la libre empresa como creen, en La Habana no se va a resolver eso, ni le van a quitar las empresas a Ardila Lulle o los bancos a Sarmiento Angulo, no.

Lo que se les va a decir es que van a tener que aportarle más a la actividad social, es otra cosa, que paguen impuestos, el impuesto que debe hacerse para preservar sus propiedades, entonces esos son otros temas que seguramente habrá que resolver después, no en la mesa de La Habana.

La agenda de La Habana tiene que generar unas condiciones mínimas sociales, de equidad, de ambiente para más inversión social, para resolver algunos problemas puntuales, pero yo creo que un país en democracia con mayor equidad social pues genera obligaciones para los trabajadores, para los empresarios y para todos, y esa tranquilidad va a ser fundamental para el desarrollo de un país que tiene tantas potencialidades, un país que con semejante situación pueda subsistir todas estas crisis de hoy pues nos está mostrando que tiene grandes potencialidades, que no se le deben ni a Santos ni a Uribe, sino a los propios recursos del país, al trabajo de la gente, a lo más importante que tiene este país que es el ser humano.

En esos escenarios de paz están previstos espacios de participación ciudadana, ¿las mesas de paz si pueden cumplir ese cometido o siente que hace falta más?

Lo están cumpliendo junto con los foros, pero yo creo que se requiere un poquito más, más participación, es que yo creo que es fundamental la participación. Que la gente entienda que lo que hay en La Habana está reflejando sus intereses, sus necesidades, eso es importante, porque, insisto en ese punto, allá en La Habana no se van a resolver los problemas de las Farc o los problema del gobierno, hay quienes creen que allá se va a resolver es que Timochenko pueda ser senador de la república.

No, ese no es el problema de fondo y no me opongo si todo resulta bien y Timochenko puede ir a unas elecciones con Márquez y Catatumbo o Gabino, el que sea, está bien que ellos aspiren al senado, eso lo pueden hacer, y si logran los votos pues que vayan; pero ese no es el fin de la paz, la finalidad de la paz es que haya una reforma política de fondo, garantista, de igualdad de todos ante la ley, que todos podamos actuar sin los apremios de la inseguridad y las gabelas y las ventajas del poder, sin parapolíticas y todas esas trampas, sin la corrupción. Mire todo lo que se hace desde el poder, en lo cual incurrió la izquierda también, desgraciadamente para nosotros.

Yo a lo que me opongo es a que el proceso de paz se convierta en rehén de la reelección, yo creo que el presidente Santos tiene todo el derecho a aspirar a la reelección porque es un derecho legal, está en la Constitución, pero lo que no se puede es que se convierta el proceso en rehén de esa reelección. Foto: Carlos Mario Marín.
Yo a lo que me opongo es a que el proceso de paz se convierta en rehén de la reelección, yo creo que el presidente Santos tiene todo el derecho a aspirar a la reelección porque es un derecho legal, está en la Constitución, pero lo que no se puede es que se convierta el proceso en rehén de esa reelección. Foto: Carlos Mario Marín.

¿Qué entiende Carlos Lozano por paz?

Entiendo por paz el punto culminante en que se silencien los fusiles y se abra en el país una posibilidad de democracia, de progreso social y de mejores condiciones de vida para todos los colombianos y las colombianas.

Que se silencien los fusiles, pero las Farc no son los únicos que los tienen…

El ejército los va a preservar porque se requiere un ejército en las condiciones de la paz y el gobierno tiene que responder por una decisión de combatir a las Bacrim y de someterlas a la justicia, que es lo que no ha hecho. Incluso, fíjense ustedes, se ha negado, y no estoy abogando porque se bombardeé a las bacrim pero hay un argumento inocente del gobierno que dice: “ah no, yo puedo bombardear a las Farc porque con ellos tengo un conflicto pero a las bacrim no porque no tengo conflicto con ellas”. Entonces cómo así, quién ha dicho que el gobierno no puede combatir a una fuerza irregular como esa y a otras sí, entonces tiene que tener una política definida y no digo yo de aplastamiento, de borrarlos del mapa, no, de sometimiento a la justicia, pero de verdad de sometimiento, no como lo que se quiso hacer en el gobierno de Uribe con los señores paramilitares que más parecía un diálogo de yo con yo que una realidad de resolver un conflicto.

¿Usted qué les diría a los críticos que relacionan la Marcha Patriótica con las Farc?

Que están equivocados, que tienen que dejar de hacer esos peligrosos señalamientos. Marcha Patriótica surgió de la base social, de las organizaciones agrarias, sociales, sindicales que nos apoyan, de partidos políticos que hacen parte de Marcha Patriótica, no tenemos nexos con la guerrilla, tenemos una lectura sociológica del conflicto colombiano y no la hemos ocultado pero ni siquiera abogamos por la manida historia de la combinación de las formas de lucha, nuestra opción por ningún lado es la guerra. No estamos hablando de formas de lucha, estamos hablando es de paz, de solución política, es la única opción que le vemos a la guerra, no otra. Entonces eso es peligroso, que nos estigmaticen de esa manera.