Crónica de un vuelo humanitario en tiempos de pandemia

De esta manera se concluye que los aeropuertos han permanecido cerrados solo para quienes no tienen dinero, y que Avianca primero se apropió de lo ajeno a través de sus clientes y el gobierno la premió con una billonaria suma en calidad de “préstamo”.

 

Por / Hernán Augusto Tena Cortés

Quién iba a pensar que el 2020 llegaría acompañado de una pandemia que luego pasaría como un huracán por la vida de las personas. Quién diría que tener un perfil internacional se volvería un obstáculo para muchos y a quién se le ocurriría hacer de los vuelos humanitarios el negocio del año. Esta es la reflexión de un colombiano expatriado que por fortuna pudo sacar a su familia de Colombia.

Era marzo cuando desde España se compraron dos tiquetes con origen en Pereira y destino a Madrid, el vuelo sería el 28 de abril y el regreso en mayo. Para entonces, Avianca cobró aproximadamente seis millones de pesos y, hasta ese momento, todo parecía cursar con normalidad.

A mediados del mes, los países de Europa empezaron a tomar cartas en el asunto con el objetivo de prevenir y parar la COVID 19, el gobierno de Colombia no se quedó atrás y tomó las mismas medidas que el de España, la diferencia fue que el país suramericano aumentó la rigurosidad y desde el principio, dio la orden de cerrar aeropuertos y suspender vuelos comerciales.

Ante la noticia, miles de viajeros colapsaron, el impacto económico fue catastrófico, pues como siempre, la ley falló a favor de la aerolínea “colombiana” y los consumidores quedaron en el limbo. Avianca emitió un comunicado estableciendo que otorgarían bonos a quienes ya tenían tiquete, pero que no devolverían dinero. Sin embargo, seguían comercializando vuelos por internet, para amarrar al consumidor y autofinanciarse, acción que ningún ente controló.

Días después, consulados y cancillería empezaron a hacer convenios con aerolíneas para realizar vuelos internacionales y poder transportar pasajeros que habían quedado atrapados en diferentes países, o que en su defecto, tenían que viajar por urgencia o por reunificación familiar, estos vuelos se conocieron como “humanitarios”.

Acceder a este tipo de vuelos era y es aún, casi misión imposible. Las terminales de transporte aéreo de Colombia se encontraban cerradas y los humanitarios solo operaban desde Bogotá, así que se imaginarán el problema para desplazarse desde la ciudad de origen hasta la capital. Las embajadas establecieron unos requisitos legales para colombianos que quisieran salir del país, y las aerolíneas aprovecharon la oportunidad para dos cosas.

Primero, establecer los vuelos humanitarios de carácter especial para no permitir que quienes tenían tiquete comprado hicieran canje; y segundo, para establecer una tarifa más alta argumentando que los costos de operación aumentaban una vez que el avión regresaba a Colombia vacío, y que dicho incremento lo tenía que asumir el pasajero.

Mientras tanto, miles de viajeros estaban atrapados en el mundo sin poder compartir con sus familias, otros sin regresar a casa, unos pocos sin asistir a controles médicos y en el peor de los casos, algunos aumentando la tasa de desempleo por no poder regresar a cumplir con sus funciones.

La crisis más grande la vivieron las parejas binacionales que optaron por la unión libre y no por el matrimonio, pues ni la cancillería, ni la mayoría de embajadas las incluyeron dentro de las excepciones para por lo menos aspirar a un vuelo humanitario. Las redes sociales se inundaron con grupos e historias conmovedoras, personas que no entendían por qué en Colombia vuelos comerciales no, pero humanitarios pagando el doble, si.

El usuario que había comprado tiquetes en marzo para reunirse con su familia en abril, logró cupo en vuelo humanitario para julio. Pues Avianca ya había cancelado y reprogramado el vuelo seis veces, incluso en la actualidad, cuando según Presidencia se podría volar desde el primero de septiembre, nuevamente lo cancelaron puesto que a Duque se le olvidó decir que Europa no entraría dentro de la autorización, no se sabe si por olvido o para que los viajeros se ilusionaran e iniciaran nuevamente la compra de boletos.

Esta misma persona trató por todos los medios de conciliar con Avianca, sí, con la misma que hoy está recibiendo no millones, sino billones de pesos del gobierno de Colombia. La respuesta de la aerolínea siempre fue dictatorial e inhumana, pues su única opción fue otorgar un bono para que fuera usado solo por quienes originalmente viajaban, en cualquiera de sus rutas y con caducidad a diciembre de 2021.

A Avianca, la “aerolínea de los colombianos” no le importó que este cliente viviera en un país en el que ellos no tienen cobertura, también ignoró que los viajeros llegaron a su destino a través de vuelo humanitario y que no está dentro de los planes cercanos volver a viajar, y por supuesto, no permitieron canjear los vuelos comerciales por los humanitarios, pues estos últimos eran de carácter especial.

Es así como este cliente tuvo que pagar un millón de pesos para desplazar a sus familiares de Pereira a Bogotá, pues la restricción cesaba con dinero y un permiso del Ministerio. Luego pagó doce millones de pesos para viajar de Bogotá a Europa y por último, perdió los seis millones que le entregó a Avianca en marzo. Terminó pagando 18 millones para reunirse con su familia en el antiguo continente y en tiempos de pandemia.

De esta manera se concluye que los aeropuertos han permanecido cerrados solo para quienes no tienen dinero y que Avianca, primero se apropió de lo ajeno a través de sus clientes y el gobierno la premió con una billonaria suma en calidad de “préstamo”. Cabe resaltar que en Europa siempre hubo la oportunidad de vuelos esenciales, pues la Unión Europea se caracteriza por darle prioridad a la familia, a diferencia de Colombia que prioriza algunos apellidos.

 

Dato curioso

Para aplicar por el vuelo humanitario se debe registrar en la página de la embajada de interés, ésta envía correo con nombres a la aerolínea, siempre y cuando se cumplan los requisitos. Luego, la compañía de transporte notifica máximo con una semana de anticipación, para que el viajero realice el pago y haga embarcación.

Twitter: @Hernan_Tena

Correo: heteco2010@gmail.com