LOGROS Y RETOS DE LAS NEGOCIACIONES CON EL ELN

Este texto tiene una pretensión reivindicatoria, no se trata tampoco de decir que hemos tocado el cielo con las manos, pero cuando se trata de hablar del conflicto armado, de vidas que permanecen en la incertidumbre, cualquier avances es digno de admiración. 

Escribe / Damian Rodríguez Vera – Ilustra / Stella Maris 

Hablar de las negociaciones con el Ejército de Liberación Nacional puede correr el riesgo de llegar a lugares comunes, o tal vez, a reproducir prejuicios que orbitan día y noche en los medios de comunicación hegemónicos que minusvaloran los avances que se han logrado con la guerrilla más vieja que tiene este país. 

Este texto tiene una pretensión reivindicatoria, no se trata tampoco de decir que hemos tocado el cielo con las manos, pero cuando se trata de hablar del conflicto armado, de vidas que permanecen en la incertidumbre, cualquier avances es digno de admiración. Pero esos no son avances minúsculos, sino pasos a los que ningún gobierno atrás ha podido lograr. 

El mes de junio significó el cierre del tercer ciclo en la Habana, y mientras este se cerraba, se abrían dos puertas que íntimamente ligadas, tratan de construir un terreno llano para darle cada vez más forma a que las negociaciones entre el gobierno nacional y el ELN lleguen a buen puerto. 

En primer lugar, y antes de entrar en materia, aquellas críticas concernientes sobre las que Petro no ha sido capaz de construir sobre lo construido, la mesa de negociación es una muestra palmaria de lo contrario. Petro ha sabido recoger los acumulados que se lograron gestar desde la administración Santos. Buena parte de lo que se logró en marzo con el acuerdo en México refleja lo que estamos hablando, y sobretodo, reconociendo aquello por lo que el ELN, desde el primer momento que decidió negociar con el Estado colombiano, por allá en los noventas, ha sido su bandera en cada escenario de negociación: la participación de la sociedad civil.

El espíritu de este acuerdo ha sido la participación de la sociedad civil colombiana. No en vano se ha construido un esbozo para que hasta mayo del 2025, con las voces de más de 60 sectores de la sociedad colombiana, desde los marginados y excluidos en la toma de decisiones, como también agremiaciones colombianas, e incluso el sector de la fuerza pública, haga parte de un escenario de diagnóstico, debate y proposición del derrotero que convertirá la agenda de “transformación” que espera tener la Mesa de Diálogo. 

En segundo lugar, el instrumento del Mecanismo de Monitoreo y Verificación (MMV) puede ser visto como un elemento novedoso, en tanto buscará garantizar ser un canal de comunicación entre las partes cuando se presente cualquier evento que pueda poner en duda la voluntad de los mismos. Además, el MMV contará con el acompañamiento de la veeduría ciudadana, organizaciones sociales que conocen la realidad social y humanitaria de sus propios territorios, y que serán una voz importante para hacer efectivo el seguimiento del cese. En resumidas cuentas, el MMV será un instrumento medular para lograr la comunicación y cumplimiento del cese al fuego bilateral.

Por consiguiente, aquellos comentarios que buscan minusvalorar los avances de este tercer ciclo, al señalar que solo se ha pactado sobre “los procedimientos” es una visión estrecha, que desconoce que se ha logrado de manera explícita la  participación de la sociedad civil y donde se ha definido quiénes serán los actores que le componen. 

Así mismo, el gobierno Petro tiene el mérito de haber logrado pactar el cese al fuego bilateral más extenso con el ELN, por encima del que se pactó con la administración Santos. El objetivo de dicho cese, entre otras cosas, es la de garantizar un escenario pacífico para la participación activa de la sociedad civil en los futuros espacios de diálogo y discusión política. Igualmente, como han señalado algunos comisionados, la idea de este cese es que sea acumulativo y prorrogable; acumulativo para que el peso de los avances que se vayan gestando en la mesa eviten cualquier consideración de reanudar las acciones bélicas entre las partes y, prorrogable, porque un ambiente de confianza y participación activa de la sociedad civil sólo puede ser con el silencio de las armas.

Por otro lado, de nada sirve contemplar sus logros si hacemos caso omiso a las dificultades que se avizoran en el panorama. Lo anterior no puede hacerse bajo el tono de alimentar las críticas viscerales que solo quieren ver el barco hundirse. Por el contrario, advertir los obstáculos nos invita a contemplar alternativas y corregir los errores.

El cese al fuego está rodeado de un ambiente de incertidumbre y escepticismo, el 6 de julio el Comando Central del ELN emitió la orientación de cesar actividades ofensivas contra las FFMM hasta el 3 de agosto, fecha en la que se deberá oficializar el cese bilateral entre las partes. Sin embargo, a un par de días de la directriz, el secuestro de la  sargento y sus dos hijos en del departamento de Arauca nada bueno le trae al cese al fuego, y por el contrario, mina las confianzas no solo entre las partes, es decir, entre el Estado y el ELN, sino con la sociedad colombiana en general. Sumado a ello, el máximo comandante de esta guerrilla, Antonio García, ya ha hecho público su escepticismo con las FFMM al señalar que las acciones de inteligencia continuarán a pesar de que hace parte de uno de los acuerdos pactados dentro del cese. 

El escepticismo es otro de los factores que estará rondando para que el 3 de agosto pueda decretarse el cese al fuego bilateral. Escepticismo porque, en reiteradas ocasiones el ELN, en cabeza de su máximo dirigente, Antonio García, ha señalado que las acciones de inteligencia no han cesado a pesar de que hace parte de los protocolos pactados en la mesa. También ha quedado en vilo el estatus político, pues aunque el gobierno ha insistido en el carácter rebelde de la organización, por el momento, esto no ha surtido efectos jurídicos que son vitales para la mesa de negociación. Y un factor externo a la mesa, pero que también genera escepticismo, es la matriz de opinión que los sectores políticos han tratado de generar al gobierno de Gustavo Petro, toda vez que los sectores tradicionales para este nuevo periodo legislativo, que se suma también a las elecciones locales y regionales, están reconfigurando el tablero e impedir los cambios que el gobierno nacional necesita, entre esos, el problema de la paz con los grupos armados. 

Sumado a lo anterior, debe recordarse a la opinión pública y a la sociedad colombiana que lo que se ha pactado es un cese al fuego bilateral y no multilateral, es decir, que se reconoce que habrá acciones militares y ofensivas con otros actores armados, cuestión que quiérase o no, pondrá un ambiente tenso en territorios donde el control territorial y el ejercicio de la soberanía están en disputa, como son el caso del Catatumbo, el pacífico colombiano y otros más. Aquí por ejemplo, será crucial el papel del MMV para esclarecer eventos que sucedan en los territorios. 

Finalmente, esta es una oportunidad de oro para la sociedad colombiana y también para el ELN, aunque Antonio García considere que la variable tiempo no es una determinante en la negociación, no puede olvidarse que la mesa quedó en vilo casi cinco años cuando el gobierno de Iván Duque llegó a la Casa de Nariño. Las organizaciones sociales, políticas, sectores académicos, la sociedad civil en general deberíamos rodear la mesa de diálogo para que pueda llegar a buen puerto.