Herberto Hélder de Oliveira (Funchal, Madeira, 23 de noviembre de 1930 – Cascaes, 23 de marzo de 2015) fue un escritor portugués. Trabajó en Lisboa como periodista, bibliotecario y traductor. Fue uno de los poetas más originales en lengua portuguesa. Era una figura misteriosa porque se abstenía de dar entrevistas y recibir premios. En 1994 rechazó el Premio Pessoa. Su producción escrita comenzó por situarse en el ámbito de un pos-surrealismo y en la década de 1960 acompañó el movimiento del concretismo. Escribió Os passos em Volta, Photomaton e Vox y Poesia Toda. Este último título es una antología personal de sus libros de poesía que ha sido depurada a lo largo de los años. En cada edición esta antología se vuelve más reducida.
CICLO
I
Escucho la fuente, mi misterioso desígnio
de cantar el amor.
De la tremenda alegria de la carne
debe venir el espíritu del canto, de vuestra
deslumbrante alegría, oh intensas
criaturas solares.
Todo lo que es como señal fecunda
de la tierra, todo lo que se toca
entre conmoción y pensamiento
debe participar de vuestro cántico, oh
cuerpos apotósicos, cuerpos
reconstruidos sobre el frio ascético de los cadáveres.
Vuestro es el vino liberador, la hierba
virgen, oh pequeñas cabras rituales, la hierba
junto al agua, junto al silencio,
junto a la brisa — vuestro es el polen incorrupto,
el fruto, el día, la delirante
luna encarnada.
Venís en la simple armonía del hambre
y de la mesa,
con gestos sexuales de una gracia infantil
o puro impudor,
la generosidad ingenua
del pecado.
Canto vuestros muslos verdes, el antiguo
torbellinar del instinto
que transportais castamente como un depósito
en el sagrario del sexo,
canto vuestro vientre diurno,
la gran inocencia de una entrega
milagrosa.
Humildemente tejo mis palabras gratas
sobre la bella ferocidad
de la carne, levanto mi taza,
oigo el oculto rumorear de la fuente.
Humildemente disipo la soledad, acepto vuestra llamada de esperma,
merezco la poesía.
— Humildemente repudio la muerte.
Traducción de Xosé Lois García
EL POEMA
I
Un poema crece inseguro
en la confusión de la carne.
Sube aún sin palabras, sólo ferocidad y placer,
tal vez como sangre
o sombra de sangre por los canales de ser.
Fuera existe el mundo. Fuera, la espléndida violencia
o los granos de uva de donde nacen
las raíces minúsculas del sol.
Fuera, los cuerpos genuínos e inalterables
de nuestro amor,
los rios, la gran paz exterior de las cosas,
las hojas durmiendo el silencio
— la hora teatral de la posesión.
Y el poema crece tomando todo en su regazo.
Y ya ningún poder destruye el poema.
Insustentable, único,
Invade las órbitas, la superficie amorfa de las paredes,
y la miséria de los minutos,
y la fuerza equilibrada de las cosas,
y la redonda libre armonía del mundo.
—Abajo, el instrumento perplejo ignora
la dificultad del mistério.
—Y el poema se hace contra el tiempo y la carne.
Traducción de Xosé Lois García
DONDE NO PUEDE LA MANO
Como una estrella hidráulica arrebatada de los charcos,
Tu si deslumbras, Por coronación:
por regiones activas de levantamiento:
por azougue de la cabeza,
Brillas sobre la frente,
Cetro: potencia — ah siempre que el suelo crepita
de los charcos de oro,
Y en el cuerpo atrancado de venas
Y nervios: la sangre que se ahonda y hace temblar
Todo, Tocas
como un escalofrío de uña a uña
el mundo, Punzada
que te abre y aumenta
o
— donde si un trozo de esa masa
Intestina: y cómo respirada: a las quemaduras
primitvas — Boca:
sexo: viveza
de las tripas: una glândula que te mueve
al centro, Maduras como un huevo,
En la trama carnal: todo
Con un golpe con mucha fuerza hacia adentro
Traducción de Xosé Lois García