El acto de posesión de los concejales del municipio de Pereira realizado el 2 de enero dio oportunidad al alcalde del “cambio”, Juan Pablo Gallo, para que diera su primer discurso oficial de posesión como mandatario.
Por Adriana González
Cualquiera pensaría que sería un discurso de gran calado político y conceptual, toda vez que las condiciones actuales de la ciudad así lo exigen. No podemos olvidar que llevamos 15 años en los primeros cinco lugares en los índices de desempleo más altos del país, que la encuesta de “Pereira como vamos”, junto al DANE, reconoció que la ciudad tiene uno de los índices de pobreza monetaria y pobreza extrema más altos del territorio nacional, sin contar la grave situación en la salud, en la educación y los infaltables actos de corrupción. Todos asistimos a los penosos escándalos de la Administración Vásquez Zuleta, razón por la cual se encumbró Gallo como un posible alcalde.
Sin embargo, el anuncio de mayor contenido del Alcalde Gallo en la posesión de los concejales, fue la eliminación de 14 zonas azules de la ciudad y la ampliación de unos carriles bici. Para unos pocos asistentes la cara era de profundo desconcierto, entre ellos la mía, pues no podía dar crédito a que con un panorama tan desalentador para la ciudad, sumado a los escabrosos vaticinios económicos nacionales y mundiales, el nuevo alcalde declarara a manera de victoria la eliminación de zonas azules.
Pero esto es tan sólo el comienzo. El 14 de julio del pasado año, cuando aún estaban vigentes todos los candidatos a la Alcaldía de la ciudad, algunos gestores culturales, junto a personalidades que se han destacado en el tema, realizaron el “Foro de cultura con los candidatos a la Alcaldía de Pereira”. En dicho acto, tanto Luis Enrique Arango como Juan Pablo Gallo, se comprometieron a nombrar el director o directora del Instituto de Pereira por “meritocracia”, firmando un documento que se nombró “Acuerdo por la cultura”.
Sin embargo, la realidad y los compromisos burocráticos superan cualquier discurso o promesa de campaña electoral. Sin bombos ni platillos se posesionó como nueva directora del Instituto de Cultura de Pereira, la señora Yamilé Álvarez Gil, cosa extraña, toda vez que el alcalde Gallo desde el 2 de enero venía posesionando con gran alharaca a los miembros de su gabinete.
El extraño comportamiento de Gallo me hizo interesar en el nombramiento de Álvarez Gil y por ello comencé a averiguar de quién se trataba. Descubrí que la nueva directora del Instituto de Cultura es cuota política de María Irma Noreña, pues trabajó al servicio de ésta en la empresa de Aguas y Aguas cuando Noreña fungía de gerente de la empresa. Cosa que se ratifica en el facebook de Yamily Álvarez Gil, pues tiene una nutrida propaganda política entre el 27 de junio de 2013 y el 3 de enero de 2014 de su candidato a la Cámara de Representantes por el partido conservador, el señor Mauricio Salazar Peláez, esposo de María Irma Noreña.
Lo anterior, sin contar que ahora pueblan las oficinas del Instituto varios extrabajadores de Noreña que fueron sus fieles seguidores/as en la empresa de Aguas y Aguas, lo que permite concluir con facilidad que el Instituto de Cultura de Pereira es la cuota politiquera que Juan Pablo Gallo entregó a la excandidata por firmas a la Alcaldía de Pereira y esposa del Representante a la Cámara Mauricio Salazar Peláez.
Como dato curioso y solo a manera de memoria, traigo al recuerdo el escándalo que suscitó y registró el noticiero de televisión Caracol, al denunciar que Salazar Peláez era uno de los candidatos en el país que estaba repartiendo electrodomésticos a sus posibles electores, la grandiosa defensa del entonces candidato fue afirmar que se trataba de una cooperación entre la comunidad y algunos establecimientos de comercio, defensa que dejó sin duda en entredicho no sólo la inteligencia del candidato, sino además su capacidad de argumentación.
También, a manera de recuerdo, vale la pena evocar las condiciones en que quedó la empresa de Aguas y Aguas cuando María Irma fue su gerenta en tiempos de la alcaldía de Israel Londoño. A manera de chisme de pasillo, se escuchó miles de veces el desangre de la gestión de María Irma. Los propios empleados de planta se atrevieron a afirmar que esta señora desmanteló prácticamente la empresa aumentando de manera excesiva la planta de contratistas. Además, esto fue ratificado a manera de testimonio juramentado en audiencia pública, cuando varios funcionarios de la entidad narraron las condiciones de politiquería y desangre económico de la entidad.
Con los antecedentes de Noreña, lo que se espera de la cultura en Pereira es un panorama desalentador, y el presupuesto que no será muy poco, quien sabe en qué bolsillos irá a quedar, pues me atrevo a dudar que llegue a los procesos culturales que los particulares adelantan con compromiso y fe en el tema. Sin embargo, espero ser yo la equivocada…
Juan Pablo deja claro que los cambios terminarán siendo de carácter “cosmético” para una ciudad que se agota entre la desigualdad social, la falta de oportunidades, la miseria, la politiquería y la corrupción.
Comenzamos sin muchos cambios y sin duda traicionando las expectativas ciudadanas.