La rebelión de los artistas

En Santa Marta el colectivo de artistas “En Construcción”, se tomó una de las sedes del Salón Regional de Artistas, zona Caribe, como parte de la obra El Paro. 

Por: Margarita Calle

¿A quiénes puede afectar un paro de artistas? Esta es la pregunta flota en el airea raíz de las movilizaciones que en los últimos días se han encargado de alterar la aparente estabilidad del mundo del arte en diferentes contextos.

En Buenos Aires 715 artistas decidieron hacerle un plantón al Museo de Arte Moderno de Buenos Aires (MAMBA) quien, aduciendo falta de presupuesto para la adquisición de obras, impuso a los artistas que harían parte de la exhibición “Ultimas tendencias II”, la condición de donar una obra para alimentar su colección particular del Museo. Las acciones de estos artistas indignados han sido respaldadas por la comunidad internacional que aplaude la rebelión de un grupo habituado entregar su trabajo a cambio de prebendas institucionales o del guiño aprobatorio del algún crítico o curador bien posicionado.

En la misma tónica, en la ciudad de Kassel, Alemania, los activista del movimiento “Occupy” se tomaron los alrededores del museo Fridericianum, una de las sedes de la tradicional Documenta de Kassel, como parte de las tomas simbólicas que realiza este grupo desde 2011 en espacios emblemáticos del capitalismo contemporáneo. Expresiones como “Codicia”, “soberbia” y “envidia”, escritas sobre las 28 carpas instaladas a manera de campamento, sirvieron de estrategia para visibilizar y conectar este evento artístico con aquellos engranajes donde el capital cultural se sintoniza con las lógicas del mercado global. A pesar del revuelo generado por esta toma invasiva, la directora artística del evento, Carolyn Christov- Bakargievla consideró una acción apropiacionista, digna de permanecer en el espacio tomado, el tiempo que sus promotores lo decidan.

En Londres, por su parte, cerca de 100 activistas depositaron la pala de una turbina de 16,5 metros en la “Sala de turbinas” de la Tate Modern Galery, como protesta por el patrocinio de la Brithish Petroleum -BP- a esta institución. La acción fue liderada por el grupo “Liberate Tate”, integrado por artistas, comisarios, escritores y críticos, en respuesta a las actividades con las que el centro artístico celebró los 20 años de patrocinio de esta petrolera, responsable de uno de los mayores desastres ambientales de los últimos años.

Finalmente, un evento similar se registró en nuestro contexto, esta vez en Santa Marta, cuando el colectivo de artistas “En Construcción”, se tomó una de las sedes del Salón Regional de Artistas, zona Caribe, como parte de la obra El Paro. Con frases como “Okupa paro de artistas”, “el mundo tiene demasiados muertos y el arte es uno más dentro del museo”, “El paro es un acto de creación”, el grupo desarrolló acciones para cuestionarla recurrente mercantilización del arte, el  exceso de poder de los curadores y la falta de políticas culturales claras e incluyentes. En las redes sociales circula por estos días la “Oración del artista”, plegaria con la que este colectivo caricaturiza las tensiones que artistas e instituciones se han empeñado en afianzar a lo largo de la historia, y contra las cuales ahora muestran su indignación. La cito acá: ”Oh artista que estás en el museo. Santificado sea tu nombre. Vengan a nosotros los premios. Hágase la voluntad del curador, tanto en la galería como en el museo. Danos la fama todos los días y perdona nuestras imprudencias, así como también nosotros perdonamos a los que no nos entienden. No nos dejes salir del sistema y líbranos del anonimato. Amén. En el nombre del museo, del artista y del curador”.