Anacrónicas: El papel deambulante (novela corta por entregas)

Se trata de un paquete de papeles reciclados y amarillentos, de esos volantes publicitarios que reparten en las calles y de los cuales el autor aprovechó el reverso para escribir con letras bamboleantes y en tintas de distintos colores. La portada de este manuscrito es una litografía sucia y arrugada, que da la impresión de haber sido planchada a mano, con un texto titulado “Bando”.

alcohol 

Por: Martín Rodas*

 Capítulo I. El Paquete

L

os asuntos narrados aquí hacen parte del documento inédito que me regaló un amigo conocedor de los personajes mencionados en el mismo. Se trata de un paquete de papeles reciclados y amarillentos, de esos volantes publicitarios que reparten en las calles y de los cuales el autor aprovechó el reverso para escribir con letras bamboleantes y en tintas de distintos colores. La portada de este manuscrito es una litografía sucia y arrugada, que da la impresión de haber sido planchada a mano, con un texto titulado “Bando”. Según mi amigo, fue escrito por un personaje que hace parte de los bebedores del parque conocidos como “Los Chirrincheros”, por la bebida espirituosa que preparan con alcohol antiséptico de noventa grados, yogurt y agua, a la que denominan ellos mismos “Chirrinchi” o “El Repotente”.

De vez en cuanto, me dijo quien me cedió los originales, él pasaba por el parque y saludaba a quienes se deleitaban día y noche en intensas charlas envueltas en los miasmas del licor: un abogado venido a menos por el alcoholismo, a quien llaman “Pescuezo”; un filósofo, extraviado en los vericuetos de la existencia; un exprofesor a quien echaron en una de las tantas reformas educativas y que encontró su aula y su vocación en el parque; y un ser misteriosamente díscolo a quien llaman “El Deambulante”, supuestamente el autor del libro inédito.

A las anteriores personas se suman, según mi amigo, más chirrincheros solo identificados por sus apodos y con pasados invisibles: La Pancha, Mirapadentro, El Novicio, El Duende, Peluche, El Mono, Gatúbelo, Careparque, Olafo y otros más de quienes desconoce el remoquete y que entran y salen de escena gracias a los intervalos que permite el hecho de que haya o no chirrinchi y de los cuales no hay mayor referencia.

El manuscrito me fue entregado para que lo leyera y analizara su posible publicación en mi editorial mediante la gestión financiera que se podría realizar en algunas entidades culturales de la ciudad. Mi amigo me indicó que quien lo escribió se lo entregó en un lamentable estado de ebriedad mientras aferraba como chicharra el fajo de papeles. Esta es la historia de cómo llegó a mis manos el paquete.

Luego de leer su contenido, no encontré mayor valor en él, pues narraba asuntos incoherentes, fragmentados y panfletarios; producto, pienso, de esos estados alterados que ocasiona el exceso de licor. Se menciona una idea rara de un cataclismo que va a arreglar las cosas, y que los habitantes de la calle y los que han vivido del rebusque tendrán otra oportunidad sobre la tierra, porque serán los únicos sobrevivientes, pues el resto de personas, enseñadas por el sistema a existir solo del dinero, morirán por la incapacidad de conseguir los medios de subsistencia sin que medie “el vil metal”.

Realmente no pensé en apoyar la publicación de tal texto y cuando fui a buscar a mi amigo para devolvérselo, me enteré que había muerto repentinamente. Este acontecimiento cambió el rumbo de mi percepción acerca de los originales y decidí buscar al autor, ese tal Deambulante. Visité el parque mencionado allí y nadie me dio razón de él, ni de los otros contertulios. Fui a los otros parques a averiguar, con el mismo resultado. La figura de El Deambulante era un misterio. El único contacto real que había con este personaje era mi amigo fallecido; la única fuente que tenía había desaparecido junto con los personajes del libro.

Durante mucho tiempo me ha acompañado la idea obsesiva de encontrarlos y no he dejado de incursionar en los sitios que se dice en el texto que habitaban, pero ha sido imposible hallarlos o saber de ellos. Los escenarios descritos en los papeles de El Deambulante son muy parecidos a los que conozco, también los personajes que siguen viviendo en ellos y que todos los días y todas las noches forman pequeños grupos de rostros oscuros y miradas turbias. Hasta “El Repotente” existe y es lo que alimenta sus almas; inclusive noto en sus silencios y murmullos que están siempre como a la espera de alguien, un alguien que a veces presiento es El Deambulante y su cohorte.

Después de mucho andar tras de estos fantasmas decidí sacar a la luz, para mi tranquilidad y la de ellos, sus conversaciones, conspiraciones y andanzas, las cuales transitan entre la ensoñación y la locura.



*  Poeta, escritor y pintor; editor de “ojo con la gota de TiNta (una editorial pequeña e independiente)”.