Buenas acciones

LEO TOROEl ser humano generalmente siempre anda pensando en cómo hacer algo para cambiar el mundo, una acción que los haga ser recordados por lo heroico, villanesco o porque satisface los egocentrismos de cada uno.

Por: Leandro Toro Valencia

En uno de mis viajes al centro de Pereira en estas cortas vacaciones de la universidad tuve la oportunidad de presenciar uno de los actos más nobles pero significativos que puede haber visto durante este período vacacional. Muchas veces nos preocupamos tanto por ser buena gente que solo procuramos cambiar el mundo y al fin de cuentas no hacemos nada.

Llegaba yo a mi destino en el Parque Olaya Herrera y allí debía esperar a un amigo que me recogería, era domingo por la tarde y quería evitar andar solo por la ciudad. Bajé del bus articulado y conmigo bajaron varias personas, fui el único que me quedé dentro de la estación del sistema. Las personas salieron en varias direcciones pero una de ellas me llamó la atención. Caminó hacia el parque y se detuvo en el centro, sacó una bolsa de su maletín y se sentó en el piso al lado de un perro a darle de comer, allí estuvo por espacio de 5 minutos mientras el can se comía lo que en la bolsa había. Al cabo del tiempo el joven se fue y el perrito siguió su camino.

El ser humano generalmente siempre anda pensando en cómo hacer algo para cambiar el mundo, una acción que los haga ser recordados por lo heroico, villanesco o porque satisface los egocentrismos de cada uno, y a la larga no terminamos haciendo nada ni para bien o para mal. Muchas veces olvidamos que en los pequeños detalles está el secreto. Viendo esto ese domingo solo reafirmo lo que pienso de que las pequeñas acciones que hagamos con propósitos altruistas y que nos hagan sentir bien como humanos es todo lo que necesitamos para cambiar el mundo, nuestro mundo.