El Parque Olaya no es una “olla”

Es comprensible que quien escribe este artículo se sienta “amenazado”, “asustado”, “ofendido” o incluso “asqueado” por el consumo de marihuana en el Parque; seguramente debido a su construcción ideológica (moral) particular, la idea de ver personas consumiendo públicamente drogas le parezca “repulsivo” o “grotesco”. Sin embargo, el autor debe entender que su pensamiento no es el único, ni tampoco el verdadero y que existen múltiples formas de ser y habitar en el mundo, donde él y los consumidores comparten una misma condición ciudadana y unos mismos derechos constitucionales.

Parque Olaya1

Respuesta al Editorial publicado por El Diario/ La Tarde

Por: Grupo de investigación del Observatorio de Drogas del Eje Cafetero – OBDEC

El pasado 24 de octubre de 2016, El Diario / La Tarde, un importante medio de comunicación de la ciudad de Pereira, publicó en su editorial de ese día un artículo al que llamó “La ‘olla’ del parque Olaya”. De manera bastante breve, el autor intentó simplificar o reducir la “problemática del consumo de drogas” (un fenómeno social en sí mismo muy complejo) a sus características meramente delictivas, adictivas y de “deterioro social”. Es decir, el autor, quizás desconociendo los avances científicos respecto a este tema, redujo la situación que se vive actualmente en el Parque Olaya Herrera a la categoría de “olla”, solo a su perspectiva criminológica, desconociendo por ejemplo aspectos de Derechos individuales e incluso de Derechos Humanos.

Lo lamentable de este artículo no es precisamente la preocupación del autor respecto al incremento del consumo de drogas en la ciudad, en especial en el Parque Olaya Herrera, sino que se trata del lenguaje  utiliza para hacer explícita su inconformidad respecto a esta situación. La utilización de expresiones como “olla”, “realidad grotesca” o “mal ejemplo”, no solo limitan y distorsionan la realidad compleja que se vive en el Parque Olaya, sino que alienta sentimientos de exclusión, estigmatización y rechazo hacia las personas consumidoras de drogas, en especial, para este caso, las personas consumidoras de marihuana. Dicho de manera más concreta, se trata de un discurso no sólo cargado de violencia simbólica, sino también de un discurso bastante disociativo de la realidad.

Si bien es probable que exista algún tipo de expendio de sustancias psicoactivas al interior del Parque, se trata de una exageración o de una completa distorsión de la realidad sugerir que el Parque Olaya Herrera es una “olla”, o incluso compararlo con la situación que actualmente se vive en los Puentes de la 12, se trata ciertamente de dos realidades significativamente distintas que el autor irresponsablemente ubica en un mismo plano de análisis. Basta con observar los tipos de población consumidora del Parque Olaya y el tipo de población consumidora en los puentes de la 12, para darse cuenta que se trata de dos cosas completamente distintas.
Por otra parte, cuando el autor se refiere a una “realidad grotesca” ciertamente lo hace desde una posición moral particular y no sustentado en un análisis científico serio de la realidad. Lo que para él puede resultar siendo “grotesco” – y seguramente también lo sea para un segmento importante de la población-, no lo es necesariamente para otro, en otras palabras, el concepto de lo “grotesco” es relativo, y no significa lo mismo para todas las personas, en especial para los científicos sociales quienes nunca llamarían a esto una “realidad grotesca”, sino de manera simple: la realidad.

De otro lado, quizás lo más importante, y tambiélo más lamentable y peligroso de este artículo, ha sido la referencia que hace el autor a una hipotética relación entre consumo de marihuana y conductas delictivas. Seguramente también desconociendo los actuales avances sobre este tema y el amplio consenso entre la comunidad científica internacional de que no existe relación alguna entre el uso de esta sustancia y el surgimiento de conductas delictivas en el individuo, el autor de forma no solo irresponsable sino también peligrosa, sugiere que en la mayoría de los casos los consumidores de marihuana presentan comportamientos criminales. Afirmaciones que lamentablemente pueden generar pánico y rechazo entre la población no consumidora.

La situación actual del consumo de drogas, especialmente de marihuana en el Parque Olaya Herrera, ciertamente se trata de una problemática social compleja que recientemente ha adquirido también interés político, económico e incluso cultural (moral y religioso). Muchas personas en la ciudad se encuentran divididas ideológicamente sobre qué se debe hacer con el Parque Olaya. Las posiciones lamentablemente no solo resultan siendo ambiguas sino que se encuentran también bastante polarizadas y van desde “dejar a los muchachos consumir”, hasta “recuperar el parque”, aunque también se han escuchado posiciones más violentas y radicales como “erradicarlos” o “Hacer limpieza del parque”.

Es comprensible que quien escribe este artículo se sienta “amenazado”, “asustado”, “ofendido” o incluso “asqueado” por el consumo de marihuana en el Parque; seguramente debido a su construcción ideológica (moral) particular, la idea de ver personas consumiendo públicamente drogas le parezca “repulsivo” o “grotesco”. Sin embargo, el autor debe entender que su pensamiento no es el único, ni tampoco el verdadero y que existen múltiples formas de ser y habitar en el mundo, donde él y los consumidores comparten una misma condición ciudadana y unos mismos derechos constitucionales.

Dos cosas quedan más o menos claras entonces con la publicación de este artículo editorial, y es que:

1. Los medios de comunicación a veces pueden reproducir información equivocada o maliciosa, no contrastada con la realidad y con los avances científicos del momento. Situación que puede generar tipos de pánico moral, miedo, estigma o violencia entre algunos segmentos de la población.

Y 2. Aparentemente resulta siendo un imperativo para el gobierno local darle tratamiento inmediato tanto al fenómeno de consumo de drogas como a las problemáticas sociales, económicas y hasta culturales derivadas de éste. Obviamente guiados por la constitución, los Derechos Humanos y los avances científicos internacionales más exitosos sobre estos temas.
El autor seguramente quiso poner de manifiesto su preocupación frente a la evidente problemática de consumo de drogas en la ciudad, sin embargo falló en el uso del lenguaje y en no contrastar sus ideas con referencias jurídicas, médicas o sociológicas serias. Su discurso se limitó entonces al prejuicio, el señalamiento y la criminalización de un grupo de personas, que para este caso, se trata específicamente de los consumidores de marihuana que habitan o frecuentan el Parque Olaya Herrera.
En éste sentido, como grupo de investigación, conformado por profesionales de diferentes áreas tales como Educación, Comunicación, Derecho, Sociología, Estudios Políticos, Salud Pública y Paz, solicitamos respetuosamente al Diario del Otún el replanteamiento y la reivindicación social respecto al contenido emitido en la página editorial del día 24 de Octubre y que llevó por nombre “La ‘olla’ del Parque Olaya”, pues como hemos mencionado no solo se distancia de la realidad sino que puede también generar sentimientos de odio y rechazo entre la población de la ciudad en general, es decir, sin duda dificulta la construcción de una pacífica y sana convivencia social.